Leyendas del oriente

2

horas

DIFICULTAD

Baja

DISTANCIA

9’80 km

DESNIVEL

117 m.

EQUIPAMIENTO

Calzado y ropa cómoda.

GPX

llegendes orient.gpx

Leyendas y tradiciones del oriente senceller

Sencelles derrama literatura popular por todas partes. Es tierra vital y rebosante de leyendas, glosas y tradiciones que hay que conocer y transmitir, porque detrás se encuentra la esencia de una comunidad. Uno de estos espacios privilegiados es el área levantina del municipio, que es atravesada por caminos y pasajes donde la huella de los relatos acota el entorno de manera extraordinaria. Detrás de este paisaje hay una rica narrativa que nuestros antepasados transmitieron de generación en generación y que nosotros tenemos que continuar.

En esta ruta, la memoria de la beata sor Francinaina Cirer –la tía Xiroia– copa la mayoría de los relatos, aunque también hay otras órdenes, como por ejemplo el por qué de una extraordinaria torre de defensa –hoy desaparecida– o la explicación (o posibles explicaciones) de sendos topónimos, uno de los cuales tan significativo como el mismo nombre de la villa y el municipio.

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¿Centselles?

Mucho se ha escrito sobre el origen del topónimo Sencelles. El mismo diccionario Alcover-Moll no lo deja claro, atribuyéndolo posiblemente al latín centum cellas que dio lugar a Centcelles, como es el caso paralelo de un topónimo del Camp de Tarragona… Hay quienes dicen que el campanario de la parroquia se enderezó sin ellas, es decir, solo gracias a la bravura de los hombres… Ahora bien, para la cultura popular, la explicación tiene una raíz històrico-legendaria más clara.

Cuentan que el rey Jaume, después de conquistar la Madina Mayurqa pasó a ocuparse del resto de la isla. Al echar a los sarracenos de Inkan ensartó hacia el distrito de Qanarusa (Canarrossa). De golpe se desató una gran tormenta de agua y huyendo-huyendo al galope las tropas llegaron a un pueblecito en medio del Pla.

Los pobres sarracenos, al ver aquella cantidad de soldados a caballo, huyeron a toda prisa hacia la otra punta de la isla pensando que los matarían. Ante esto, el rey empezó a reír y dijo: «¿Lo veis? ¡Solo con el revuelo de nuestras cien sillas los infieles han huido! ¡Ha sido dicho y hecho!». Y es por eso que a partir de entonces, aquel pueblecito se llamó Centselles. Y si no lo creéis, mirad el escudo del pueblo y veréis debajo la campana… ¡una buena silla!

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Sor Francinaina separa un padre y un hijo que se peleaban

Francinaina Cirer y Carbonell (Sencelles 1781-1855) es más que un referente religioso para el municipio. Hija de una familia humilde, fundó la Casa de la Caridad, de donde aconteció madre superiora. Una vez muerta, se abrió el proceso de beatificación, logrado en 1989 por el papa Juan Pablo II. Además, es hija ilustre y tiene una calle a su nombre. Muchas casas muestran una baldosa recordando algún pasaje de su vida. También encontramos a lo largo del municipio una serie de plafones de baldosas dedicados a su memoria.

De todos los milagros realizados en vida, uno ocurrió cerca del cementerio de la villa:

«Estando una noche descansando con su querida Magdalena, fue llamada algunas veces por su nombre; pensó la Sirvienta de Dios que era su compañera quien la llamaba y no hizo caso. Por tercera vez oye que la llaman, se levanta deprisa y se arrodilla ante una pequeña figura de Jesús Crucificado diciendo: “¿Qué queréis, Dios mío?”. “Mira –prosiguió la voz–, vete por el camino de Inca y entre el cementerio y el Hort dels Frares encontrarás un padre que se pelea con un su hijo; cálmalos”. Obediente Francina Aina partió; Magdalena quería acompañarla; pero ella no quiso. Llega al punto indicado y departe y pacifica a los dos que allí se peleaban, que poco después en el convento, donde acompañaron a la Sirvienta de Dios, ante Magdalena, que los conoció, se abrazaron con gran ternura».

3

Caseta de la Beata

Esta caseta se sitúa al final de un camino que nace precisamente en el denominado camino de la Beata. Se trata de una sencilla edificación levantada en un solar que era de la familia Cirer, concretamente del padre de sor Francinaina, Joan Cirer. La casa tiene cubierta a dos aguas, con el portal adintelado. El espacio también cuenta con otra construcción, usada para celebraciones o reuniones. Según afirma su biógrafo Benet Colombàs, de joven venía hasta aquí para ayudar a su padre en las tareas del campo. A menudo la enviaba a buscar agua en los pozos próximos, pero ella, a escondidas y en ayunas, volvía al pueblo a comulgar. Ya ordenada, sor Francinaina solía retirarse a este lugar, que a veces usaba para explicar la doctrina a los jóvenes.

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La torre de s’Eriçal

S’Eriçal –escrito a veces Sarissal– es una de las posesiones de referencia del extrarradio (foravila) senceller. Aparece por primera vez documentada en el 1332, a nombre de Bernat Arrom, la cual hacía deslinde, entre otros, con la alquería Biniferrí. Los documentos del siglo XV apuntan que las casas contaban con una destacada biblioteca, «un cofre pintado con letras amarillas obra de València» y también que residía una esclava.

Pasada la Revuelta Foránea (1450-52), la posesión fue de los nobles ciudadanos Santacília y al siglo siguiente de los Serra, quienes parece que levantaron un torre de defensa, puesto que los inventarios de la época la nombran –hoy en día desaparecida–. He aquí que esta edificación fue origen de una tradición todavía viva entre los habitantes de la comarca: dicen que la torre fue construida por el señor de la posesión porque estaba empeñado… ¡en poder contemplar la Ciudad sin tener que salir de sus tierras! Si esto fuera verdad, ¡sería uno de los primeros miradores de la historia de Mallorca!

El Cancionero Popular de Mallorca, nos recuerda también la existencia de una bellísima habitante de estas casas: «Una n’hi ha a s’Eriçal, / una galant joveneta: / jo per ella pos forqueta / com un carreter a s’hostal».

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Cascanar: llogaret de tradiciones

Uno de los rincones más destacados de la Historia Antigua en Sencelles es la aldea de Cascanar, donde han sido localizados restos romanos. La zona continuó habitada durante la época islámica y a partir de los siglos XIII y XIV aparecen las grandes propiedades, que se irán estableciendo hasta configurar la aldea moderna, una de las más atractivas y genuinas del Pla mallorquín. Destacan las casas Can Garau, Can Romanyà, Can Riera y Can Poixot, entre otros. Ahora bien, parece que el cancionero popular no quiso dejar esta aldea en buen lugar: «A Cascanar, lo meu bé, / si me perd, no m’hi cerqueu, / perquè vaig fer una creu / que mai més hi tornaré». Aun así, ¡es muy difícil no volver!

También existe otra tradición relacionada con la beata sor Francinaina Cirer: los domingos la tía Xiroia acudía para enseñar la doctrina a los niños de la comarca. Sigue tan vivo su recuerdo que dentro Can Maroto de Cascanar guardan un banco en el que los niños se sentaban durante las lecciones.

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Camí dels Inferns

Uno de los misterios del campo senceller es el por qué del nombre de este tramo de carro que enlaza el camino de Son Boi con el camino de sa Bassa. En la toponimia mallorquina el determinante infierno aparece en muchos lugares (Mancor, Escorca, Banyalbufar, Sant Llorenç, etc.). Recordamos que en la cultura católica es el espacio destinado al castigo eterno de los condenados y, por lo tanto, se suele relacionar con un espacio duro, hostil, baldío, poco amable, etc., cosa que en Sencelles no ocurre. Lo que sí puede afirmar todo buen caminante es que después de una fuerte lluvia este camino se inunda y atravesarlo de punta a punta puede resultar… un buen infierno.